En la mira

Miseria de la política

 

El presidente Felipe Calderón hizo un llamado a la unidad, al diálogo con todas las fuerzas políticas para crear un frente común contra el crimen organizado y se refirió también a la ciudadanía: “no les pido actos de martirio o de heroísmo, sino simplemente pido su apoyo decidido y su comprensión”… “No hay margen para pretender dividendos políticos”.

Pero la respuesta de algunos “líderes políticos y/o de opinión” dejó mucho qué desear. Utilizaron la tribuna para, ellos sí, acarrear agua a su molino.

Beatriz Paredes, en su respuesta al presidente, aunque aclaró mañosamente que no le respondería en ese espacio, lo acusó implícitamente de tratar de sacar provecho de la situación y de usar una estrategia de lucro con la tragedia que agraviaba a su partido. Calificó el liderazgo del presidente de ilegítimo y oportunista y en el colmo de un discurso hecho con la intención evidente de atraer votos para su partido el próximo 4 de julio, le dijo a Calderón que gracias al PRI era presidente, cuando le espetó que por el apoyo de sus legisladores pudo rendir protesta. Se le olvidó que Felipe Calderón obtuvo en las urnas más votos que los otros candidatos, incluido el suyo, Roberto Madrazo.

Enrique Peña Nieto, por su parte, de manera inesperada dijo que él no se sumaría al llamado del presidente porque no entendía porque hacía ese llamado a unos días de que hubiera elecciones. Como si a él se le hubiera olvidado que el llamado es una respuesta al reciente asesinato del candidato a gobernador de su partido en Tamaulipas y no fue hecho antes porque tal suceso acaba de suceder. Perdió así, Peña Nieto, la oportunidad de mostrarse como un verdadero estadista y no como político provinciano que no pierde oportunidades para atacar al presidente de su nación, que él aspira, sin meritos, a suceder.

Jacobo Zabludovsky, criticado en el pasado por manipular el noticiero 24 horas, que condujo durante años para la empresa Televisa, ocultando noticias que perjudicaban al régimen priista y llamando terroristas a los guerrilleros, por citar dos ejemplos. Fue jefe de Radio y Televisión gubernamental en una época y tiene ahora una imagen “diferente”, “más cercana al pueblo” y entrevista sistemáticamente a López Obrador dejándole el micrófono abierto durante todo el tiempo que quiera. En la última ocasión le preguntó si se sumaría al diálogo que ofrecía el presidente y “El Peje”, como era de esperarse se soltó como acostumbra, dijo que lo haría sólo si el “presidente espurio” se compromete a reformar la política económica y acabar de tajo con la corrupción, entre muchas otras condiciones que ningún mandatario le concedería.

Cuando Jacobo entrevistó al Peje, de manera (esa sí) oportunista y lisonjera se refirió al presidente como “el señor Calderón”, porque sabe que el entrevistado no lo acepta como presidente, pero al siguiente día, cuando entrevistó al doctor Juan Ramón de la Fuente, llamó a Felipe Calderón presidente Calderón. Sobra decir que De la Fuente dijo que él sí se sumaría al llamado del presidente.

Algunas empresas en México y sobre todo al norte del Río Bravo y en algunos países de Europa, acostumbran someter a los que entrevistan como posibles empleados a la prueba de ver cómo responderían ante situaciones inesperadas. Las respuestas los califican, hay quienes lo hacen con temor, quienes muestran mayor concentración y entereza que cuando tal situación no existe (son los que logran el puesto) y quienes cometen un disparate tras otro debido a la presión que sienten ante la situación inesperada.

Es la prueba final y debería aplicarse a los políticos porque, como se ve en los casos mencionados, los hay quienes no deberían buscar puestos que requieran de nervios a toda prueba para tomar decisiones. O lo que es peor, aprovechan situaciones inesperadas, trágicas, para descalificar sin razón, al grado del insulto, al adversario.

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